Los clavos son de uso universal en la industria de la construcción, son también auxiliares indispensables del carpintero en la elaboración de estructuras, tarimas, industria mueblera, y hasta casa de madera.
Los clavos se fabrican a partir de alambrón de propiedades muy cuidadas, dado que la resistencia de un clavo al impacto sólo está dada por las propiedades del material original, pueden ser con o sin cabeza.
El proceso de fabricación es sencillo. El alambrón se trefila hasta que se alcanza el diámetro requerido. Luego se inserta en una máquina que lo sujeta en una mordaza, y con un golpe de émbolo o martillo se forma la cabeza del clavo; después de un estirón que depende del la longitud final que tendrá el clavo, se cierran en el otro extremo dos juegos de cuchillas que dan forma a la punta del clavo. El proceso se repite cientos de veces por minuto.
Vienen en cajas de 25 k, acomodados paralelamente y puntas tipo diamante centrada, libres de rebaba y basura.
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